A
la par que se han perfilado las funciones y actividades básicas implícitas en
la labor de dirección, se ha tratado de convertir a los jefes o directivos en
directivos líderes partiendo de los presupuestos que es el líder quien se gana
a los otros, quien logra arrastrarlos para el logro de metas,
quien influye en
los demás, los inspira, los induce al cambio; el líder es un orientador que no
necesita de la fuerza sino que trabaja a través de la persuasión.
No
es suficiente que el pensamiento estratégico del directivo tenga un elevado
nivel de claridad para desempeñar eficazmente la labor de dirección.
Podemos tener bien establecidos los objetivos
de la empresa, la visión futura de hasta donde queremos llegar y hasta el modo
de hacerlo pero sin la
implicación, la motivación y la participación activa de
sus trabajadores, la comunicación clara y eficaz con ellos, la capacidad de
escucharles y el manejo constructivo de sus conflictos, no es posible el éxito.
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